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Cambiar es Vivir

“Nunca cambies, seguí siempre así”, me dijo alguien importante para mí, hace ya varios años. En ese momento lo sentí como un halago, un reconocimiento a mi ser, y me sentí muy bien con aquellas palabras y con aquella palmadita en la espalda. Pero con el tiempo, sentí el deseo profundo de cambiar, de convertirme en otra, y esas palabras, esas mismas apreciadas palabras, me pesaron como yugo. Me costó un tránsito largo poder por fin dejarlas a un costado del camino. Y Cambiar. Convertirme en “eso” que sabía que no sería aprobado, ni bien visto, quizás fuera víctima del desamor, del olvido. Pero mi impulso desde lo profundo de mi ser era innegociable, yo no podría hacer nada con eso. Era cambiar o morir…

A veces pienso que hubiera pasado si mi elección hubiera sido permanecer a la sombra de ese amor tan bajito, de esa mirada tan estrecha, si hubiese de algún modo negociado mi impulso de vivir por el impulso de gustar, de agradar. No puedo imaginarlo, realmente habría apagado mi vida, que recién empezaba.

Hoy no siento ningún rencor por aquella persona, pero claramente entiendo que se trataban de sus expectativas y de su deseo, para nada del mío. Lo que ella vio en mí era suyo. Esos fueron mis primeros procesos de transformación personal, allá por los años de la juventud, cuando las primeras luchas son con el mundo… más adelante, siento que cada vez me peleo menos con los otros, y que ahora las mayores luchas son conmigo misma. Cosas de la edad creo yo…

Pienso cuanta gente no logra salir de ese territorio, y queda entrampada en los –nunca cambies-, por un poco de amor, por un poco de atención, por miedo a qué pasa si cambias, que pasa si te vas de esa zona de confort. Que de confortable tiene muy poco en realidad, porque te pica, te hinca, no te gusta, pero te sirve. Estar cómoda no es suficiente para el alma. Le sienta muy bien a nuestro cerebro, a nuestra parte más primitiva que quiere comer y dormir, pero a los vuelos del espíritu le queda demasiado chico, no le alcanza para expresarse, para extenderse…

A esos cambios me refiero, los que involucran deseos genuinos y que van mucho más lejos que un simple cambio de corte de cabello, es el cambio de cabeza, de mentalidad. Cambios en el plano del SER más que del hacer, aunque uno nunca va disociado del otro. Cambios en la manera de nombrarme a mí misma y de nombrar la realidad que me rodea. Cambios que no son puramente reactivos, una mera reacción frente a los estímulos del mundo, sino aquellos que suponen vencer la inercia de lo cotidiano, de la rutina, de lo esperado, cambios que realmente van a modificar el rumbo de mi vida.

¿Por qué cuestan tanto los cambios? ademas del pánico natural frente a todo lo desconocido, es el hecho de no escucharnos a nosotras mismas. A veces estamos tan absortas en nuestro día a día que no los vemos venir, estamos tan desconectadas de nosotras mismas que no lo sentimos, como cuando -te viene- y te sorprende, “¡ah, cierto que ya era mi fecha para menstruar!”, el ciclo se cumple igual, desde lo profundo del alma, y no siempre estamos atentas a los avisos de que ya es momento. No nos escuchamos lo suficiente cuando nuestra voz interior nos dice, por las buenas y amorosamente, que habría que soltar lo viejo, y enfocarse en algo nuevo, que este tiempo ya se acabó… una relación, un proyecto laboral, una etapa de la vida que llega a su fin. No le hacemos caso, no nos hacemos caso… y, así nos va.

En general, si no atendemos los avisos, el mensajero comienza a golpear más fuerte, hasta tirarnos la puerta abajo, síntomas, enfermedades, accidentes… todos llamados, para tender lo que nos pasa. Para darle paso a ese sentir, al anhelo del alma.

La vida es cambio, es movimiento.

Los hábitos, la rutina, lo cotidiano, no tienen nada de malo, de hecho, son tremendamente útiles y nos facilitan la vida, en tanto estén al servicio de un bien mayor, del alto propósito de vivir en consonancia con lo que soy.

No voy a caer en la formula ligera del soltar, soltar es solo un paso del extenso y arduo proceso de darle forma a una vida nueva, a una nueva identidad del ser, a un nuevo comienzo. El Cambio, es un camino, una travesía, una expedición.

Te deseo de todo corazón, que tengas en tu vida todos los cambios que puedas, que quieras, que necesites, y que nunca te quedes dormida bajo ningún deseo ajeno. Te deseo que cambies, que te mantengas siempre en el camino, viva y despierta.

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