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El miedo a estar vacíos y desorientados, frente a la mirada desnuda de la vida. A perder el sentido, o a darnos cuenta que no tenemos uno… a no distinguir el porqué, el para qué nos levantamos cada mañana.
Miedo a tener tiempo, a tener la vida… y no saber qué hacer con eso.

Si no estuviera ahora mismo, sujetada y pautada por la vida que tengo armada, si ya no encajara en los límites amarillos de la rutina de cada día… ¿Qué sería de mi? si no dependiera de mis obligaciones y de mis deberes, si fuera libre, libre realmente, qué haría? La libertad asusta porque asusta no tener destino… asusta un destino sin deseo, sin propósito.

Ya saben que el tema de la Libertad es casi una obsesión en mi vida, es un tema que me da vueltas, y sobre el que escribo hace años. Algunas de ustedes saben también que por estos días acabo de publicar mi segundo libro:“Expedicionaria”, donde escribo acerca del anhelo de libertad como motor del alma, como el combustible último de toda búsqueda, de todo impulso del alma hacia un destino diferente…

Tenía yo 17 años cuando leí por primera vez un libro de Krishnamurti, “La libertad primera y última”, ayer lo releía. Comienza con una cita de Huxley que dice” El ser humano es un anfibio, que vive entre lo que decide y lo que no”. Y yo vuelvo, como si no hubieran transcurrido ya 25 años!! vuelvo a hacerme las mismas preguntas: Cuál ese límite?, cuál es ese margen en que la vida y las circunstancias deciden por nosotras y cuál es el límite en que nos corresponde, o nos correspondería, decidir? pero que en muchas ocasiones elegimos, consciente o inconscientemente, ceder ese poder.

Estoy aquí para inquietarte, para interpelarte, y para decirte que allá en las esferas lejanas, en esas regiones que tanto te advierte tu miedo, habitan además de monstruos marinos y temerosas serpientes de dos cabezas, unas esperanzas azuladas y brillantes capaces de encender hogueras muertas hace milenios, habitan serenidades estremecedoras, y pasiones sin nombre que solo la piel saborea. Existe un mundo más allá del miedo, no quiero que te lo pierdas… por miedo no, si me dices que no te interesa esta perfecto, es un deseo como todos y tiene mi más alto respeto, pero si dices que quieres pero no te animas… ahí te convido una conversación, un pensamiento, una palabra… ahí siento que tengo algo que decirte.

Que te animes, que te atrevas a caminar hacia el centro de tu ser, que llegues al final del túnel, porque lo que te espera reaviva la sangre, enciende los fuegos, reinicia los mundos. El camino del autoconocimiento tiene ese destino final, la libertad… también de nosotras mismas. Por eso lo vale, por eso tiene sentido esa travesía.

Sin autoconocimiento no hay libertad real.

Existe un mundo en tu interior, que aún no has descubierto. Existes de un modo que aún no imaginas. Eres un misterio, eres un lugar nuevo cada dia, te crecen lagos y penínsulas en cada región del alma, cada noche, cada invierno. No seas una desconocida para tu propio corazón.

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