Cada año, se acerca el día del padre y un montón de emociones y afectos se mueven y se remueven. Cada año hay quienes vuelven a revivir dolores viejos, a reeditar preguntas amarillas, los padres…el gran tema en el camino de la vida.
Años de escuchar en el consultorio Historias sobre padres ausentes, me motivaron a escribir un libro, y esta frase de Tom Robbins, condensa el espíritu con el que escribí “Siempre tengo padres”, refleja la intención mas profunda, el propósito mas claro.
Hoy quiero compartirles uno de los fragmentos que siento que más lo reflejan.
“Existe un mito, sobre el que me gustaría decir algo, es el mito de que las personas felices son aquellas que han tenido una infancia feliz. Yo no veo eso, la gente feliz que yo conozco y he podido ver en mis años de profesión, ha vivido infancias de todos los colores y texturas que se pueda imaginar, algunos han vivido infancias de cuentos de hadas y otros, muchos otros, han vivido infancias que a los ojos del mundo podrían resultar muy difíciles. Felicidad entendida como una vida serena y sin mayores tormentos.
Veo que muchos de ellos tienen apenas dos o tres recuerdos felices, y a través de ellos miran la vida, respiran la vida, sienten la vida. No niegan, ni desconocen , ni han olvidado, la crueldad con la que sus destinos los han arrinconado y mordido fieramente alguna vez, pero no viven ahí. No se han apostado en los cementerios de la memoria, viven en el camino, en lo que está vivo. Ven que han sobrevivido y se alegran por eso. Son agradecidos, muy agradecidos.
Plantan su bandera en la vereda del sol y desde allí, no importa cuánto duren los inviernos o las épocas de la desesperación, siempre están inventando nuevas palabras para regalarse una vida feliz, una infancia feliz.” Stella Acosta, “Siempre tengo Padres”.